MUERTE SIN RESURECCIÓN

SINOPSIS:

Domingo de Ramos. En el corazón de Vigo, a la una del mediodía, numerosas personas se dan cita 

en el interior de la iglesia de Santa María para celebrar el inicio d la Semana Santa. El aroma a laurel, olivo e incienso lo inunda todo, el calor es insoportable y desde el al altar, el párroco se afana en explicar el significado de la pasión y muerte de cristo dificultado por la enorme multitud que en esos momentos se concentra dentro del templo. 

En un lateral, en la estricta intimidad de un confesionario, una enigmática mujer de rasgos casi perfectos, explica con serenidad a un joven sacerdote la motivación que ha guiado su vida durante los últimos seis años, pero también un más que inquietante futuro próximo. 

RESEÑA:

Debo confesar que sentía mucha curiosidad por Muerte sin resurrección. Todo el mundo en las redes sociales parecía hablar de esta novela, que para colmo lleva cierto tiempo instalada en la lista de los ebooks más vendidos y está reseñada en multitud de blogs literarios. Indagué un poco más, y averigüé que Roberto Martínez Guzmán ha autoeditado su novela.  Para ser honesta, en general, y en toda en norma hay excepciones, considero que autoeditarse es arriesgado, y en muchos casos, contraproducente.  

Decidí vaciar mi mente de ideas preconcebidas y entregarme a la lectura. Me encontré con una trama atractiva y una estructura clara y bien construida. Roberto Martínez Guzmán alterna, siempre en tercera persona, la narración de los asesinatos de Emma y la investigación policial a cargo de Eva. La novela pasa volando gracias a un lenguaje fluido y ágil, a las precisas descripciones de Ourense y a una adecuada dosificación de la intriga que invita a seguir leyendo de forma compulsiva. 

Sin embargo, al finalizar la lectura, me quedó una extraña sensación de que aun cumpliendo perfectamente con la misión de entretener y hacer pasar buenos ratos, Muerte sin resurrección, podría haber sido mejor. Me bailaban en la cabeza algunos detalles que no acababan de encajar, y sobre todo, la sensación de que el personaje central, Emma, carecía de un contrapunto que la hiciese más humana. Sinceramente, me cuesta mucho creer que sea tan sencillo asesinar a tantas personas con una frialdad propia de sicario profesional. La venganza, intuyo, es un asunto más complejo y ambivalente. 

En manos de una editorial competente, Muerte sin resurrección, podría ser una novela más redonda y pulida, con hechuras de muy buena novela negra. Potencial de sobra tiene para ello, la obra y el autor.